Como cada año que se ha podido (¡esta vez no ha habido pandemia, huelga de funcionarios…), hemos llevado al Centro Penitenciario de Zuera nuestra música para compartir algo de la Esperanza que nuestro festival quiere sembrar.
La sesión ha comenzado con dos canciones cantadas por un grupo coral que anima las celebraciones de la misa. ¡Impresionante ver a gente tan diversa y tan conjuntada! Nos ha emocionado profundamente a todos. El grupo familiar “Peregrinos” ha tenido la experiencia de su vida, con un público entregado que ha respondido de maravilla a su oferta, ¡sobre todo a las rumbas! Y, cuando no se esperaba nada mejor… ha llegado Grilex con un mensaje de fe y confianza en el amor de Dios que ha hecho temblar los cimientos de la prisión.
Pero aún quedaba más… Cuando el público ha ido volviendo a sus módulos, el coro nos ha ofrecido la “Salve Rociera” y “Día feliz” mientras tomábamos un café. ¡Qué experiencia maravillosa!
Hemos vuelto dando gracias a Dios por tantas bendiciones. Pero, como sabéis, solo queda esta foto de testimonio, dado que no se permite la entrada de cámaras. Que nos sirva para recordar, a quienes hemos asistido, esta tarde memorable llena de amor.
Gracias al P. Raúl Revilla, pasionista y capellán, por haber coordinado y facilitado la siempre compleja burocracia de entrar en la cárcel. Desgraciadamente, esta vez no han podido hacerlo ni Sara ni Guadalupe, por ser menores, aunque habíamos enviado todos los permisos con antelación. Los más jovencitos siempre añaden una nota de alegría. ¡Otra vez será!